viernes, octubre 05, 2007

Lucecita esperada

Lo amaba como a aquellos... los que se pintan el rostro de rosa y hacen que nunca se marchiten las flores. Esperaba las mañanas con ansias, en las cuales ponía empeño en hacer que se convirtieran en pura ilusión. Ilusiones que se renovaban todos los días, que nunca se hacían tarde porque llegaban en el momento justo.
Podía decir que el era diferente. Y le amaba no porque fuera diferente sino porque era el. Porque ponía en su cara la mas grande de las sonrisas y dibujaba amor con cada caricia. Porque la obligaba a crear con sus manos, porque ponía su imaginaciòn a volar al infinito.

Esa noche casi no hablaron... experimentaban cosas nuevas que se traducían en risas. Sus miradas se encontraban con la complicidad que les mantenía unidos. Ella le rozaba el pelo (le encantaba su pelo), el entonaba una canción con su media sonrisa,
parecía como si entre olas se hubiera escondido el tiempo.

Cuando parecía terminar la noche, lo tomó de las manos y volvió a sonreír. Al partir, de repente en su hombro izquierdo parpadeaba de alegría una lucecita, tras 155 días esa era la señal que esperaba. El pedacito de alma que se le escapo en una vida pasada regresaba a ella. Y la alegría invadió su ser al darse cuenta que sólo era cuestión de esperar que el tiempo le alcanzara para ser feliz.

1 comentarios:

FeliTo dijo...

Y no fueron dias iguales luego de ese encuentro...luego de que su pedacito de alma volviese con las manos llenas del amor que en vidas pasadas se juraron...ROMPIENDO LAS BARRERAS DE LA ETERNIDAD.