lunes, enero 22, 2007

Cruz de redención

20 de julio de 1838

Hace varios días, cuatro para ser exactos, que hemos decidido dar el paso definitivo en nuestra lucha. Recluidos en la calle de los Nichos, justo a la vera de Nuestra Señora del Carmen, casi como si ella misma nos hubiera guardado bajo su manto, aprovechando las solemnidades del día abarrotadas por fieles de todos lugares, nos encontramos dispuestos en la casa 51. Allí, en plena familiaridad, bienvenidos por el compañero Juan Isidro Pérez, pusimos en marcha el proyecto de nación para nuestra media isla.

Empecé por describir mi sueño...nuestro sueño... viendo cómo a medida en que les explicaba la situación difícil en que nos encontrábamos describiendo los padecimientos de la patria y de la necesidad de organizar su liberación por medio de una propaganda sigilosa pero incesante y activa. Ningún recurso debía ser omitido para lograr esos fines. Si el buen éxito de la empresa exigía que se utilizara la simulación, cada uno de los firmantes del pacto debía tratar de mezclarse con los invasores para conocer mejor sus designios, para descubrir sus planes, o para fomentar cuidadosamente a sus espaldas la propaganda subversiva.

A esto se le agregaba la necesidad de trabajar en grupos de tres personas, la idea era ir multiplicandose para propagar de manera clandestina una agitación suburbana que estremeciera todos los rincones, claro, sin que toda esta información saliera del círculo que acababamos de formar.
Un alfabeto criptológico fue adoptado con el fin de mantener las actividades en el misterio para toda persona que nos sea extraño. Cualquier mensaje transmitido a uno de los nueve, a altas horas de la noche, podrá ser descifrado con ayuda de una de las cuatro palabras siguientes: confianza, sospecha, afirmación, negación.

Entre tanto hablar veía en los rostros de mis compañeros, primero miedo e incertidumbre a lo que vendría, y a la misma vez un deseo irrefrenable de salir a defender lo que consideramos nuestro, porque no puedo evitar decir que a medida en que hablaba me sentía mas seguro de la decisión que estaba tomando y del compromiso en que pondría, no sólo a ellos que considero mis amigos, sino también a las familias que estaban representadas en ese momento....¡y que momento!

En el instante en que terminé de hablar hubo un silencio excitante...como si todos estuviéramos pensando lo mismo, como si en ese momento hubiéramos presentido la gloria eterna de trabajar por la patria... Sólo nos queda esperar que los días pasen, son cosas que no se pueden tomar a la ligera. Y tan poco a la ligera se tomaron, que hasta nuestra sangre empeñamos ese día, por primera vez diría yo, conscientes de la situación en que estamos, y más luego de haber pronunciado un juramento por nuestro honor y nuestra consciencia, en el nombre de Dios y ante el mundo:
"cooperar con mi persona, vida y bienes, a la separación definitiva del gobierno haitiano, y a implantar una república libre, soberana e independiente de toda dominación extranjera, que se denominará República Dominicana"

Confieso que me sentía como si la misma Providencia hubiera puesto sobre mí un candor especial...aún lo siento...supongo que lo más difícil está aún por llegar.
"No es la cruz de nuestra bandera el signo del padecimiento, sino el símbolo de la redención. Bajo su égida queda constituida la sociedad “La Trinitaria”, y cada uno de sus miembros obligado a reconstituirla mientras exista uno, hasta cumplir el voto que acabamos de hacer de redimir la Patria del poder de los haitianos."

De repente entró Doña Chepita, querida como siempre, a contar las peripecias acontecidas en las solemnidades celebradas en el templo del frente...Aunque convencido de que no se sorprendió de vernos allí, también lo estoy de que esa matrona locuaz será clave en nuestra cruzada.

5 comentarios:

J.R. Reyes dijo...

Laura, pareciera que el mismo Duarte se encarnado en tu teclado...Es sencillamente una historia apasionante, que revive ese amor por la patria. Me encanta como la estás contando...Keep doing great things para nosotros tus fieles lectores.

Alguien dijo...

Siguiendo donde comenzo Reyes, si no crees en la rencarnacion, ve haciendote la idea. Pq la pasion q estas inyectando en tus letras, estas describiendo los sentimientos como si estuvieras alli. Demustras la exitacion, el miedo, la incretidumbre, el entusiasmo, todo lo haces como si fueras el propio Duarte. Otra cosa muy interezante es el manejo de la informacion precisa que estas presentando, no se q tanto habras investigado y tu me diras la veracidad o inventiva de las plabras q le asignas, pero si es veras, cabe felicitarte por el excelente trabajo periodistico.

Ahora como lector me has maravillado, pq me has dado ganas de salir, parararme en el balcon y gritar con hasta la ultima de mis fuerzas:

"SOY DOMINICANO"

J.R. Reyes dijo...

Alguien no lo pudo haber dicho mejor...Sinceramente Laura, no te imaginas la genialidad de lo que estás haciendo..!!!

Anónimo dijo...

Simply wao!!!!

Laura E. dijo...

jiji... bueh! jose... yo te dije que ahorita Duarte se me aparece de noche, halandome los dedos de los pies...good you like it, you´re my best critic since ever, thank u for todo el apoyo que me has dado con esto, una parte es para tí.

Alguien: provocas en mí el deseo de llevar un poco mas lejos esta historia que no es mía, es nuestra, de todo aquel que sienta que su corazón es rojo, blando y azul y con una cruz en el centro.

anónimo: simply: thank you

gracias a todos por leerme, es la mejor motivación para una pseudoblogger como yo jeje...

Bendiciones